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ARTÍCULO DEL MOMENTO

¿Qué Tierra celebramos el Día de la Tierra?

El cambio climático que no queremos ver

Fuente: Union of Concerned Scientists


Estamos siendo afectados a través de diversas formas por el cambio climático. Fuera de los confines de las organizaciones no gubernamentales, ¿qué estamos entendiendo nosotros? ¿Cuánto estamos arriesgadamente pasando por alto, a pesar de ser el cambio climático, el elefante en la habitación? 


Aunque muchos titulares no lleven consigo las palabras "cambio climático", las noticias, investigaciones y cambios en el día a día del planeta reflejan síntomas globales de este fenómeno. Aprendamos que el cambio climático no sólo va de la mano con consecuencias medioambientales, sino que es inseparable de consecuencias socioeconómicas y sanitarias. Sí, esas en las que nuestra vida se ve inmediatamente afectada. 


Lo que no queremos ver de los huracanes

Es natural lamentar y sentir impotencia frente a los daños provocados por los huracanes que año a año golpean las islas del mar caribe y naciones como México y EE.UU. Muchos parecen haberse sorprendido y desconcertado con la potencia y tamaño de los huracanes Irma y Harvey acaecidos en septiembre de este año. Sin embargo, año a año, los huracanes han aumentado progresivamente su fuerza e intensidad, y esto no constituye un fenómeno natural.
De acuerdo a reportes elaborados por la NASA, desde el año 1980 los huracanes del noratlántico, incluidos los de categoría 4 y 5, han aumentado en intensidad, duración y frecuencia.

Irma se mantuvo con velocidades de 185 millas por hora (297 kilómetros por hora) por 37 horas consecutivas, convirtiéndose en el huracán que por más tiempo ha sostenido su velocidad máxima. Después del huracán Allen del año 1980, que presentó vientos de 190 millas por hora (305 kilómetros por hora), Irma es el segundo huracán atlántico más poderoso de la historia. Fuente: The Telegraph

Harvey e Irma no se escapan de ello. Si el sentido común no nos permite elaborar conclusiones, informarse más allá de los telenoticieros nacionales lo permitirá. El cambio climático sí tuvo responsabilidad en que Harvey e Irma fuesen más fuertes, así lo sustentan los estudios elaborados por el profesor de ciencias atmosféricas del Instituto Tecnológico de Massachusetts Kerry Emanuel y Climate Central, una organización sin fines de lucro que ha estudiado sistemáticamente el cambio climático.


Costos de un huracán

95% de los edificios de la Isla de Barbuda fueron dañados por el Huracán Irma. De este porcentaje, 90% corresponde a edificios que fueron destruidos. El primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, en una entrevista con CNN, fue una de las escasas autoridades políticas en enfatizar la implicación del cambio climático en los huracanes y en llamar a los negadores del cambio climático a replantear su posición y actuar en unión:
"Estas tormentas son más feroces, están llegando con mayor frecuencia, evidencia de que el cambio climático es real. Estamos viviendo las consecuencias del cambio climático. Aquellos que no creen en el cambio climático, esperamos que cuando hayan considerado estos desastres naturales cambien su posición."
Los habitantes de Barbuda fueron evacuados a la Isla de Antigua, dejando por primera vez a Barbuda en 300 años, completamente deshabitada e inhabitable por los daños.

En el caso de EE.UU, Harvey e Irma costaron alrededor de $180 y $150 a $200 billones de dólares a los estados de Texas y Florida respectivamente, de acuerdo a reportes de CNN.



Mientras que los huracanes crecen, otro gigante se esfuma

A mediados de la época de 1800, 150 glaciares cubrían el Parque Nacional de los Glaciares en Montana, Estados Unidos. Hoy, sólo 25 glaciares restan en él.
National Geographic, en conjunto con científicos expertos en cambio climático del centro científico Northern Rocky Mountain, evaluaron y registraron durante el año 2012 el cambio de estos glaciares a través de las fotografías. Si la tendencia actual de calentamiento global persiste, para el año 2030, este lugar sólo será  conocido como "Parque Nacional". Las masas que alguna vez se caracterizaron por su enormidad e impenetrabilidad, podrían para el 2030 desaparecer por completo del lugar. Fuente: National Geographic

Los  glaciares no sólo representan una atracción turística recordada por algunos al viajar, sino que elevan una de las evidencias más visibles del calentamiento global. 

Upsala, Argentina. Chacaltaya, Bolivia. San Rafael y Tyndall, Chile. Muir y McCarty, EE. UU. Briksdalsbreen, Noruega. Monte Everest, Nepal. Nos situemos en América del Sur, América del Norte, Europa o Asia, los glaciares del mundo que requirieron siglos para desarrollarse, manifiestan desde hace 50 años un mismo patrón, retroceder progresivamente. El Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo, la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento del Interior de EE.UU, el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza y las más diversas publicaciones científicas*, apuntan a un mismo factor, el cambio climático.

   *     Quantifying climate change induced effects upon glaciers and their impact on ecosystem services



Costos del deshielo 

El derretimiento de los glaciares conlleva costos tanto socioeconómicos como medioambientales, de acuerdo a estudios de la  Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza y la revista científica Eos, Transactions American Geophysical Union

Caso emblemático de los costos asociados al deshielo es la región del Himalaya, en la que 67% de los glaciares están retrocediendo. Con el retroceso de los glaciares, los lagos adyacentes a ellos crecen y pueden incitar inundaciones por desborde violento de lago glaciar (GLFO en inglés), las que en India, Nepal y China ya han ocurrido y se han incrementado desde mediados del siglo XX. En 1981, una inundación por el desborde violento del lago Zhangzangbo en el Tibet, causó daños en 51 hogares, 8 puentes, una planta hidroeléctrica, una autopista y acabó con 4 vidas. Los costos económicos de este episodio se estimaron en 3 millones de dólares. La agricultura en la zona y su biodiversidad  también se ve directamente impactada. 

En el caso de Latinoamérica, en Cotacachi, Ecuador, el turismo y la agricultura han sufrido pérdidas frente a la recesión de sus glaciares. 


Mayores rangos para elusivos enemigos

A excepción de la Antártica, Anopheles, la especie de mosquito portadora del virus de la Malaria, está presente en todo continente. Fuente: Deutsche Welle

Más de 300 millones de personas son infectadas con malaria cada año. Sin embargo, el cambio climático podría elevar esta cifra. De acuerdo a estudios de la revista científica Malaria Research and Treatment y un estudio elaborado por ecólogos de la Universidad de Michigan, EE.UU, en las regiones densamente pobladas de África y América del Sur y en las tierras altas del trópico y África del Este, los casos de malaria se elevarán en respuesta a las temperaturas más cálidas. A medida que la temperatura es más alta, los protozoarios parásitos plasmodium -causantes de la malaria- pueden desarrollarse con mayor facilidad.

Desafortunadamente, la potenciación de enfermedades difundidas por mosquitos no acaba con la malaria. Con el aumento de la temperatura y las inundaciones, estudios de la Royal Society Publishing y estimaciones de la ONU  advierten que el mosquito tigre asiático, vector del virus Zika, se difunda más rápido. Paradero similar se estima con el mosquito agresivo asiático, vector de más de 20 enfermedades, entre ellas, el dengue y la  fiebre chikungunya, el cual, según estudios, se está reproduciendo a lo largo de Europa gracias al cambio climático.



El cambio climático no nació ayer, tampoco sus consecuencias

No queremos ver que los glaciares se están derritiendo ni los huracanes aumentando su fuerza. A lo más, si los días en nuestras ciudades se tornan muy calurosos, muy fríos o impredecibles, señalaremos que "el tiempo está cambiando", y nada más. No queremos ver que las calles están atestadas de vehículos, y rebosan en automóviles que sólo contienen un pasajero. A lo más, podremos enfurecernos con los embotellamientos, porque nos hacen arribar atrasados al trabajo. No queremos ver que de la mayoría de las casas de nuestros barrios un humo denso y sucio exhala de las chimeneas. A lo más, las limpiaremos una vez al mes, pero no adquiriremos leña seca ni invertiremos en un sistema de calefacción más limpio y menos costoso a largo plazo. No queremos ver que el consenso científico afirma que somos los causantes mayoritarios del cambio climático. Pero necesitamos ver.

Antes de los huracanes, antes de la pérdida de los glaciares antes de las tormentas, antes de las sequías e inundaciones, las sirenas de alarma fueron activadas, por los más grandes y pequeños seres vivos.

A la izquierda, parásitos de mariposa monarca (Ophryocystis elektroscirrha). El sedentarismo en las mariposas monarca promovido por el cambio climático arriesga que las mariposas no migren y sea más probable infectarse con esto parásitos. Fuente: Science Daily

La migración es un ejemplo. El reino animal emplea patrones ambientales predecibles. De acuerdo a estudios* del año 2015, con el cambio climático sus patrones migratorios están experimentando negativas alteraciones, incitando:

  • Faltas de sincronía entre la época de nacimiento de las aves y aparición sus presas. La rotura del cascarón  de las aves debe adelantarse para coincidir con la ahora temprana aparición de algunos insectos. Lograr esto no es siempre posible.
  • Sedentarismo en las poblaciones de mariposa monarca en EE.UU, lo que decrece su esperanza de vida al estar en mayor riesgo de infectarse con el protozoario ophryocystis elektroscirrha.


En el último tiempo, el reporte de osos polares famélicos y muertos en Svalbard, Noruega ha aumentado. Mientras que la fotógrafa de vida salvaje Kerstin Langenberger capturó al ejemplar de la fotografía, el conservacionista y fotógrafo Paul Nicklen también ha advertido esta situación. Fuente: Artic Dreams.

Algunas especies están perdiendo los hábitat y el alimento de los que dependen:
  • El hielo que sustenta la vida de los osos polares está formándose más tardíamente en el otoño y desvaneciéndose más tempranamente en la primavera. Está demostrado por estudios y fundaciones como Polar Bear International, que los osos polares no pueden sobrevivir sólo en tierra, ni mucho menos sólo en el océano. La continua pérdida de hielo puede estar poniendo en peligro la búsqueda y encuentro de fuentes de alimento por parte de esta especie, fomentando, en consecuencia, su muerte temprana. 
  • Esta debilidad en la formación y mantención del hielo también decrece la fuente de alimento de los pingüino adelia, el krill. El refugio de hielo utilizado por las larvas de krill necesita estar allí durante un periodo de tiempo determinado a modo que éstas tengan éxito en sobrevivir; tarea cada vez más compleja con el descenso de las áreas de hielo y las aguas cada vez más cálidas. El resultado: Estimular al krill eclosionar más rápido y tener menos oportunidad de sobrevivir, de acuerdo a estudios del año 2016.


Ciertas especies ya están sucumbiendo. Los corales, animales coloniales altamente sensibles al estrés ambiental, como las temperaturas más cálidas en los océanos, están perdiendo la gama de colores que por siglos los vistió -fenómeno que se ha registrado desde 1982 denominado blanqueamiento del coral- y por consiguiente, desfalleciendo. En el video es posible observar como temperaturas sostenidamente más altas llevan a la muerte en tan sólo 1 año -del junio del 2016 a julio del 2017- a una anteriormente saludable y colorida barrera de coral en la Isla Iriomote del sur de Japón. 
Los corales no son prescindibles. De ellos depende la vida de una infinidad de especies, entre ellos, las algas y las larvas de peces como el atún.


Para ampliar: La sexta extinción

Oxymonacanthus longirostris. Fuente: Oceandimensions

Nuevamente en Japón, otras especies ya advertían en 1998 de los alcances del cambio climático en los animales. Oxymonacanthus longirostris, un pez único por su habilidad de camuflaje gracias las sustancias químicas provistas por su dieta basada en corales, nos advertía de los peligros del cambio climático en los mares. De acuerdo a National Geographic, en 1998, durante un episodio de temperaturas más cálidas, esta especie se extinguió en el territorio de Japón. 


El clima, animales y ecosistemas continuarán emitiendo estas y nuevas sirenas, ¿nosotros continuaremos sin escuchar? ¿Cuántos huracanes deben golpear el Caribe? ¿Cuántos glaciares deben retroceder? ¿Cuánta fauna salvaje debe vulnerarse y perderse a través de peligrosos cambios, para que finalmente logremos ver que la responsabilidad está en nuestras manos y que los seres más devastados, si continuamos la tendencia de actuar en contra del planeta y no a su favor, seremos nosotros?


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