Lo que se da, se recibe

Todas nuestras acciones, especialmente aquellas que implican el uso y abuso del espacio, energía y materias que provee la naturaleza, desatan un efecto dominó que inevitablemente no sólo afectará la naturaleza misma, sino a todos entrelazados a ella.

La siguiente animación de la organización ecologista WWF, grafica este fenómeno.

Nos podemos quejar de la empobrecida calidad del aire que respiramos día a día, compararlo con reconfortantes alusiones a tardes del pasado, sin embargo, ¿hemos fomentado que las arboledas de nuestra ciudad sean protegidas en lugar de devastadas? ¿Hemos recordado nuestra capacidad de plantar árboles en nuestros hogares y vecindarios, nuestro deber de promover las áreas verdes?

Nos podemos molestar ante a un frustrante embotellamiento vehicular, frente a los estruendosos ruidos de multitudes de bocinas y la contaminante combustión, no obstante, ¿hemos reducido el número de vehículos que recorre hora tras hora la ciudad y libera vastas fracciones de emisiones de C02? ¿Hemos esperado y optado por los medios de transporte colectivo? ¿Hemos evitado desestimar la posibilidad de caminar? ¿Hemos olvidado el abuso a la comodidad e individualidad que se traduce al emplear un auto por cada habitante?

No podemos soslayar que la hostilidad de nuestro entorno es el reflejo vívido de nuestras desmesuradas acciones, así como también, de su peligrosa ausencia.