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ARTÍCULO DEL MOMENTO

¿Qué Tierra celebramos el Día de la Tierra?

La importancia de los grandes cetáceos

Rorcual aliblanco o ballena enana.


Rorcuales y ballenas han sido especies acorraladas hasta el extremo de la extinción de un gran número de sus poblaciones.
Especies que en un inicio abundaban en los océanos mundiales, actualmente se encuentran drástica y peligrosamente reducidas, por un factor brutal, su caza. Con fines íntegramente comerciales, rorcuales y  ballenas ha enfrentado las excusas de necesidad de ser aniquiladas para alcanzar su comprensión e investigación y la ironía de la Comisión Ballenera Internacional y su aprobación de la caza "con fines científicos" desde el siglo XVII hasta el día de hoy.



En la década de 1930, cada año, más de 50.000 ballenas fueron asesinadas, recién en el año 1986 la Comisión Ballenera Internacional, creada en 1946, prohibió la caza comercial. El daño ya estaba materializado y es aún presente. Anualmente más de 1000 ballenas son cazadas hoy en día, gracias a la insania de tres países que simplemente ignoran la mencionada Comisión; Japón, Noruega e Islandia.


El último, tras 14 años de inactividad, reinició la caza el 2003. Excusándose ante el mundo cínica e insustentablemente, Japón ha explotado la mentira de su caza con "propósitos científicos". Finalmente, las ballenas cazadas por Japón no terminan en un laboratorio, sino en un supermercado, cocina, o convertidas en cosméticos.
La única teoría que Japón pareciese desear comprobar, es si la sociedad y autoridades globales serán tan cobardes y perezosas que no detendrá su exterminio. Exceptuando, sin embargo, a los activistas de la sociedad de conservación marítima, Sea Shepherd

que de modo admirable, enfrentan directamente en lugar de los hechos a los buques balleneros. Esta organización representa el único rival de estos delitos ecológicos, la población que protesta ante ellos resulta ignorada y olvidada.


Sin embargo, si hay algo que no es posible ignorar, es la importancia de estos cetáceos.


En un artículo publicado por Nature News, se ha expuesto el rol de las ballenas como inmensos reservorios de carbono, contribuyendo a la reducción del calentamiento global. Según cálculos del oceanógrafo Andrew Pershing, si permitiéramos que las poblaciones de ballenas se recuperaran, su biomasa combinada podría capturar 9 millones de toneladas de carbono de la atmósfera, reduciendo así el efecto invernadero. Esto equivale al rol liderado por un bosque templado de 11.000 kilómetros cuadrados en la regulación de los gases atmosféricos.

Además, el científico Victor Smetacek descubrió un importante ciclo de equilibrio que afecta al plancton de los mares, y definitivamente al clima y vida en la tierra.
De las 300.000 ballenas azules existentes en el siglo XX, llegaron sólo a quedar 350 ejemplares, siendo las restantes víctimas de las matanzas de buques balleneros.

Este hecho originó una caída del plancton del que se alimentan las ballenas; el krill. Las ballenas son responsables de reciclar el hierro y convertirlo en fertilizante para el nacimiento del nuevo krill. Este fiitoplancton es el mecanismo más fundamental para la reducción del CO2 en la atmósfera. El Krill captura más CO2 para generar oxígeno, que todos los bosques juntos de la tierra. Del orden de un millón de toneladas al año.

Sin ballenas, este crustáceo entrará en una grave crisis, adicional a las consecuencias climáticas.


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