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ARTÍCULO DEL MOMENTO

¿Qué Tierra celebramos el Día de la Tierra?

La desaparición de las abejas

El denominado misterio de la desaparición de las abejas pareciera no ser ningún misterio sino informaciones ocultas, ignoradas y barridas bajo la alfombra como simple polvo.


Desarrollado a partir de la década del 2000, el fenómeno del colapso de las colonias ha significado la abrupta evanescencia de la población de abejas a lo largo de Estados Unidos, Bélgica, Holanda, Grecia, Austria, Portugal, Reino Unido, Francia, España, Alemania, Canadá, Japón, China, el norte de África y regiones de Sudamérica como Chile.
Es tal la magnitud de este acontecimiento que en China han llegado al ridículo de polinizar manualmente las plantaciones, con hombres encaramados a los árboles:


Siendo esta solución completamente inequivalente; 30 árboles diarios v/s 3 millones de flores que interviene una sóla colmena en el mismo tiempo.
Mientras que en EE.UU el declive en la población ha obligado transportar en aviones desde Australia para no cesar la producción apícola.

Estas desapariciones implican un problema de carácter global e irrefutable importancia en nuestras vidas.

Las abejas cumplen el fundamental rol de la polinización, asegurándo la reproducción sexual y la disperción de genes de las plantas, manteniendo a las poblaciones naturales vegetales y animales. Este proceso no sólo es llevado a cabo por ellas sino también por colibríes, abejorros, murciélagos y entre otras especies; pero en el cual las abejas son consideradas las polinizadoras por excelencia, siendo los mayores transportadores de pólen hacia diversas especies de plantas.
Uno de cada tres alimentos que consumimos, el 35% de la producción agraria mundial depende directa o indirectamente de la polinización.
Además de ser evidente fuente de producción e ingresos en el arte de la apicultura, acarreando una abeja su propio peso en pólen. El potencial de las abejas en la producción está también comprobado, aplicando abejas en un palto aumenta en un 84% la producción del fruto; mientras que sin agentes polinizadores se obtienen entre 18 a 20 paltas de 100 flores.
En el lado económico, las abejas aportan 15 mil millones de dólares a la producción de alimentos en EE.UU.


¿Pero qué está matando a las abejas?
No es el varroa, ácaro que se alimenta de su sangre y le transmite virus, tampoco se debe a nosema ceranae; microhongo que depreda su sistema digestivo, o el virus de Israel de parálisis aguda; todas estas opciones pueden ser causas agravadas por un detonante mayor; los insecticidas.
Apicultores en Francia protestaron contra Bayer, compañía mejor conocida por sus aspirinas, es también el mayor fabricante mundial de un agroquímico responsabilizado por debilitar el sistema inmune de las abejas y alterar su sistema nervioso de navegación.

Los químicos que se empleaban en los campos de guerra derivaron en los agrotóxicos que se utilizan en los campos de cultivos; nó sólo son rociados, actualmente se incorporan en la propia semilla, creciendo el veneno junto a la planta. Sus dosis son subletales, pero sus efectos en las abejas podría ser acumulativos, y traspasarse de generación en generación.
Hoy en día son utilizados los nicotinoides, insecticidas de última generación de mayor potencia que los DDT, compuestos de insecticidas predilectos en el siglo XX, prohibidos debido a una campaña mundial que señalaba se acumulaba en las cadenas tróficas. Irónicamente, un gramo de nicotinoides equivale a 10 kilogramos de DDT. Estos pesticidas son utilizados por Bayer en 57 millones de hectáreas de cultivos.
En el caso de Chile, se utilizan químicos prohibidos en los países que se exportan la fruta.
Y no existen criterios universales para su aplicación, lo que es tóxico para un francés, puede no serlo para un estadounidense o un chileno, así la industria se defiende reclamando que cada país tiene derecho soberano sobre la salud de sus habitantes.


Las grandes extensiones de un sólo producto o monocultivos también son perjudiciales para las abejas, por su carácter antinatura; así como los transgénicos. Chile es potencia en este tipo de semillas.
El radio de acción de una abeja es de 5 kilómetros, en Chile el SAG no puede señalar con exactitud la ubicación de cultivos transgénicos, solo advertir a la apícola su proximidad. Dicha información no es pública, porque las empresas no quieren que así sea.

Así pareciera tornarse un nefasto desarrollo en el futuro de esta escencial criatura si no se toman las medidas necesarias para corregir los modelos agriarios actuales.

¿Qué podemos hacer?
Si bien poco está a nuestro alcance existe una petición para concienciar a los accionistas de Bayer a votar en contra de continuar empleando neonicotinoides:

Avaaz - Petición para salvar a las abejas

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